7 may 2016

Callejeábamos, entrando y saliendo del metro como en un juego ciudad


EN EL INVIERNO DE PARÍS

Cassia y yo, en invierno,
salíamos a la calle con el mal tiempo a sentir el París, inalterado y melancólico por la nevisca que difuminaba un poco los edificios macizos, idénticos, y que brillaban a izquierda y derecha heridos por algún rayo de sol. Tomábamos un café, comprábamos varias baguettes de pan –la mitad llegaban a casa mordisqueadas cuando no consumidas totalmente- …

Nunca nos habíamos sentido tan libres
ni nos habíamos sentido tan asombradas por lo que nos rodeaba: hasta el aire helado en la cara lo recibíamos como una caricia. ¿Acaso habíamos soñado con ver alguna vez el Boulevard Saint Michel, la Place de La Concorde y El Louvre?

Callejeábamos,
entrando y saliendo del metro como en un juego ciudad, y descubriendo siempre algún lugar bien conocido por las novelas y los álbumes de fotos. Nombres como Porte d'Orléans, Billancourt, Pont de Sévres, Gare d'Austerlitz, Châtelet… se habían transformado como por arte de magia en realidades ante nuestros sentidos.

Durante meses salimos a diario
a cualquier hora del día y sólo los domingos eran melancólicos y aburridos en los que los viejos ponys de Les Jardins de Luxembourg paseaban, pacientemente, sobre sus lomos a unos niños sin sonrisa, pues en París escasean los niños.

                                                                     Johann R. Bach

1 comentario:

  1. XANA GARCÍA
    15:38 (fa 8 minuts)

    No hay sueño mejor que el que se cumple ,ni documentales, canciones,novelas,ni lo que otros nos cuentan (Aunque pueden y suelen ser la raíz del sueño por conocer y desear algo concreto)superan la realidades de la emoción de los sentidos ,los pasos alegres del callejear una y otra vez por la ciudad anhelada,Paris.Es el descubrimiento de lo que se toca,mordisquea de un paisaje diferente que nos hace libres por superar ampliamente lo soñado viviendo esta ciudad con un derroche de emociones.En una narración con un ritmo ascendente ,vertiginoso de ambos protagonistas que transmiten el deseo de unirse a su callejeo ,solo para declinar al final con la llamarada melancólica de la falta de sonrisas y bullicio infantil por la escasez de niños,no sólo en Paris,Europa es un continente de mayores y los necesitamos más que al sol y la lluvia para renacer. Brillante invierno parisino,poeta

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