21 jun 2014

¿Qué es para nosotros el corazón sino un paño de sangre y de fuego, de gritos interminables de rabia

¿REPÚBLICAS? ¿MONARQUÍAS?

 

Te acuerdas mi amor de aquello:

que si son galgos o podencos… (en catalán llebrers o cunillers).

 

¿Qué es para nosotros el corazón

sino un paño de sangre y de fuego, de gritos interminables de rabia?

 

Es el hipo del infierno

que deshace cualquier orden mientras la tramontana permanece sobre los despojos.

 

Todo se dispone bajo leyes que,

aparentando ser llamas de oro, no son más que armas contranatura y máquinas para producir miedo: dieciséis toneladas de miedo por persona y dia.

 

¿Repúblicas? ¿Monarquías?

 

¿Quién removería

los torbellinos de los fuegos de San Juan sino nosotros y todos aquellos que nos suponemos parientes?

 

La civilización viaja, como el sol,

de Este a Oeste. Europa llevó a América sus sílabas, sus bacterias y sus angustias a lomos de un solo dios.

 

Ahora es Asia la llamada

a poner azafrán sobre la piel enferma de Europa y medicinas de amapolas sobre la América envenenada de groseros productos de una química vulgar.

 

Los volcanes entrarán en erupción,

volcarán (valga la redundancia) su lava y sus globos de ceniza soltarán lastre

 

sobre la cicatriz de Los Andes

y su fuego cauterizará dolorosamente la herida1 de San Andrés,

 

golpeando severamente el océano y sus costas.

 

Pero mira el cielo

cómo cambia de color y no te asustes mi amor. No pasa nada; estoy ahí junto a tu puerta:

 

¡sigo recogiendo flores de San Juan

y escribiendo poemas para ti epicentro de mi mundo!

                                                                             Johann R. Bach

 

(1) La falla de San Andrés responsable del famoso terremoto de San Francisco.

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