CUANDO YA NI GUSTAS DEVORAR PAISAJES
Descontrolada,
la ambición de poseer roe nuestros tejidos, deteniéndose a lamer chuletas de cabrito en importantes restaurantes y devorar paisajes como postres.
Esos descubridores de cumbres volcánicas
y mediterráneos, quienes más se deleitan en vagar entre los castillos de los más íntimos parajes del valle del Loira o del Lago Thun,
que no hay,
gracias al Cielo, ningún sitio como el hogar; así que una y otra vez de viaje salen.
La belleza proporciona a algunos la evasión,
quienes una felicidad ganan en observar las espléndidas nalgas de las mujeres en la playa o los atardeceres otoñales tan deliciosamente moribundos.
Otros a mejores mundos que éste
montan en alas tan frágiles y neblinosas como el absolutamente transitorio beso de la pasión…
Mas yo, excesivamente racional
(nunca en mi juventud) para vivir sólo donde corporalmente estoy, sólo puedo ofrecer
mi mejor sonrisa;
sólo puedo sorber mi soledad
trago a trago. Borracho de pena a cavilar me siento; mirando como el sol ennegrece la piel de las nubes.
¡Pues rebosa mi barreño
de melancólicos licores!
Johann R. Bach
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