LA LUZ DEL EROTISMO
Un encorvado y decorado cristal
entre luz y luz se expone, ¿entre el brillo de nuestro interior y el brillo de qué misterioso sol exterior?
Inmenso sobre la tierra y el cielo,
o enfocado ardientemente sobre lo más sensible, nuestros espíritus arrojan por todas partes sus reflejos.
Por todas partes las formas.
¿Serán de belleza, serán los desnudos esqueletos de la duda?
Así la luz
por la cabizbaja persiana veneciana atraviesa el tenue espacio intermedio con líneas paralelas de polvo luminoso para dorar una cama matrimonial
donde la mente de El Bosco concibiera
esas felices manos, ese cabello suelto y medio seno desnudo e iluminado e,
inminentemente encima de ellos,
un rostro rojo clavado en la imbécil sinceridad de la lujuria.
Johann R. Bach
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