LAMENTO AUSTRAL
Lindas flores tenías para complacerte,
te reías con la generosa tierra ante su riqueza del austral tesoro veraniego:
¿dónde están ahora,
en este mayo, tus flores y tus risas?
Pétalos y cadenciosas risotadas, cada una en moribunda caída, se han marchitado al ver cómo,
desafiando las cumbres geodésicas,
el pájaro se aplasta entre capas de aire,
va de crisis en crisis hacia los espumosos torrentes de crines y desazones mientras allá arriba
los hielos rotos en la cabeza del país
repican del cielo los gloriosos reflejos. Montañas lisas y musculosas en las que se encabritan las voces,
montañas cubiertas con floras de infinito
como las del cólquico, montañas repeinadas, laceradas y con recias grietas;
el cordón de las laderas en pendiente
abrocha el corsé de valle mientras los clamores martillean las sentinas del ser y
sembrado de pedrerías el lagarto arenoso
arrastra la huella de su paso, desbroza el hielo atestado de crustáceos fósiles que
recorridos desde hace ya muchos años
por las guadañas van desprendiéndose arrastrados por las aguas torrenciales.
Así también tus risas
se han marchitado sin vida y después nada; cuando en realidad lo fueron todo.
Johann R. Bach
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