EL HUNDIMIENTO DE UN BARCO
¿Quién puede amarme tanto
como para dar su vida por mí? ¿Alguien se lanzaría en mitad de una tormenta para auxiliarme si me estuviera hundiendo en el mar?
Cuando el capitán de la nave huye
como un niño asustado y es el primero en abandonar el barco que zozobra ¿qué esperanza nos queda a los que dependemos de su humanidad?
Era muy blanda y fina su sonrisa
mientras platicaba frente a las cámaras de TV con sus dientes de marfil viejo.
Sigo soñando
la vida mediterránea como buena, pero aquí en mi mar también suceden cosas parecidas como las que suceden con frecuencia en otros mares.
Podría en mi soledad quejarme y llorar
por todas las criaturas que son borradas del planeta simplemente porque hay capitanes a los que les falta el valor de dar la orden, a tiempo, de abandonar el barco,
pero necesito llegar
a concluir mis siete vidas agradeciendo a aquella que me dio lo más dorado…
aunque en soledad, sin duda, lloraré,
lloraré por todos aquellos racimos que prematuros no llegaron a la madurez de su sangre y fueron privados de la fiesta de la vendimia.
Johann R. Bach
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