Kremlin Bicêtre de París
EL ACCIDENTE
No sabía qué hacer y,
al mismo tiempo, no podía estar pasivamente mirando como la persona que me amaba por encima de todo se debatía entre la vida y la muerte. Cogí un periódico de la sala de espera y en su portada escribí:
En esta medianoche
de invierno mi vivo amor está inmóvil. Afuera los pájaros prefieren no volar y el alma roe en el paisaje como un barco roza el muelle al cual está amarrado.
Los árboles
parecen agonizar nos dan la espalda. La altura de la nieve se mide
con centímetros de carpintero. Las huellas sobre la nieve cobijan tristeza y soledad y llegan hasta esta ventana que enturbia el paisaje.
De nada sirve repaginar,
recordar lo ocurrido, pensar en las causas últimas del accidente y, sin embargo, obsesivamente, no puedo evitarlo, como si en alguno de los detalles se hallase la clave del misterio que sitúa contra las cuerdas a una persona llena de vida.
El trabajo
se detiene y yo levanto la vista buscando colores que ardan, esperando que todo se dé la vuelta. Mi amor y yo vamos a dar otro salto.
Elisa R. Bach
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