ÓXIDO DE PLATINO
Atrás han quedado
los días en que La Amazona, antes de recubrirse de Platino, subía hasta la terraza y desde allí observaba la niebla que cubría Les Halles.
Buscaba algo que le ayudara a escapar
de las heridas terrenales; a convertirse en otra materia.
Sus manos se aferraban
al pasamanos de hierro como si quisiera aprender del óxido, esa hazaña del metal para escapar de la forma.
Su mirada cubría el desorden gris
de los tejados de París penetrando la mañana para ensayar los diversos finales pues en su interior daba las gracias
por saber que no somos definitivos.
Su juventud no era definitiva, como no lo es tampoco la poesía. Y saberlo y explicitarlo no la encaminaba hacia la obviedad, sino que
la liberaba completamente
y le hacía reconocer que, a nivel individual, somos innecesarios. De esa manera, hemos cuidado obsesivamente
la fragilidad de esas aves
que ante la escasez de recursos y la precesión de los equinoccios levantaron el vuelo.
Ese mantenerse en el aire
es limitado en el tiempo y así ha de regresar el cuervo al nido al sonar las campanas de Nôtre Dame.
De la misma forma La Amazona
en aquellos días, antes de revestirse de platino, a punto de terminar el incienso y el vino ponía música para evitar que
empeorase su humor
ante la tardanza de un final que se llevara por delante su soledad.
Ahora se alegra al sentirse
como la voz que se instala fuera del mundo para observarlo desde el espacio abierto:
hálito durmiente en el meteorito,
en el denso vacío como antiguas palabras reposando en un mundo sordo, de cuando podían contarse las glaciaciones
sin profetas, sin cosmogonías.
Se acabó el tiempo
en que la vida era para ella una condena, una búsqueda difícil y kafkiana: el mapa de su destino ya contiene todas las rutas.
Johann R. Bach
De la misma forma La Amazona
ResponderEliminaren aquellos días, antes de revestirse de platino, a punto de terminar el incienso y el vino ponía música para evitar que
empeorase su humor
ante la tardanza de un final que se llevara por delante su soledad.
Ahora se alegra al sentirse
como la voz que se instala fuera del mundo para observarlo desde el espacio abierto:
hálito durmiente en el meteorito,
en el denso vacío como antiguas palabras reposando en un mundo sordo, de cuando podían contarse las glaciaciones
sin profetas, sin cosmogonías.
Se acabó el tiempo
en que la vida era para ella una condena, una búsqueda difícil y kafkiana: el mapa de su destino ya contiene todas las rutas.
Descripción muy sentida,ya en todas las rutas ,la libertad de la paz
No puede ser mejor : un canto a la autentica libertad
ResponderEliminarLibertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.
ResponderEliminarLibertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.
ResponderEliminarLibertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.
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