28 mar 2015

Se acabó el tiempo en que la vida era para ella una condena,

ÓXIDO DE PLATINO

 

Atrás han quedado

los días en que La Amazona, antes de recubrirse de Platino,  subía hasta la terraza y desde allí observaba la niebla que cubría Les Halles.

 

Buscaba algo que le ayudara a escapar

de las heridas terrenales; a convertirse en otra materia.

 

Sus manos se aferraban

al pasamanos de hierro como si quisiera aprender del óxido, esa hazaña del metal para escapar de la forma.

 

Su mirada cubría el desorden gris

de los tejados de París penetrando la mañana para ensayar los diversos finales pues en su interior daba las gracias

 

por saber que no somos definitivos.

Su juventud no era definitiva, como no lo es tampoco la poesía. Y saberlo y explicitarlo no la encaminaba hacia la obviedad, sino que

 

la liberaba completamente

y le hacía reconocer que, a nivel individual, somos innecesarios. De esa manera, hemos cuidado obsesivamente

 

la fragilidad de esas aves

que ante la escasez de recursos y la precesión de los equinoccios levantaron el vuelo.

 

Ese mantenerse en el aire

es limitado en el tiempo y así ha de regresar el cuervo al nido al sonar las campanas de Nôtre Dame.

 

De la misma forma La Amazona

en aquellos días, antes de revestirse de platino, a punto de terminar el incienso y el vino ponía música para evitar que

 

empeorase su humor

ante la tardanza de un final que se llevara por delante su soledad.

 

Ahora se alegra al sentirse

como la voz que se instala fuera del mundo para observarlo desde el espacio abierto:

 

hálito durmiente en el meteorito,

en el denso vacío como antiguas palabras reposando en un mundo sordo, de cuando podían contarse las glaciaciones

 

sin profetas, sin cosmogonías.

 

Se acabó el tiempo

en que la vida era para ella una condena, una búsqueda difícil y kafkiana: el mapa de su destino ya contiene todas las rutas.

 

                                                               Johann R. Bach

 

5 comentarios:

  1. De la misma forma La Amazona
    en aquellos días, antes de revestirse de platino, a punto de terminar el incienso y el vino ponía música para evitar que

    empeorase su humor
    ante la tardanza de un final que se llevara por delante su soledad.

    Ahora se alegra al sentirse
    como la voz que se instala fuera del mundo para observarlo desde el espacio abierto:

    hálito durmiente en el meteorito,
    en el denso vacío como antiguas palabras reposando en un mundo sordo, de cuando podían contarse las glaciaciones

    sin profetas, sin cosmogonías.

    Se acabó el tiempo
    en que la vida era para ella una condena, una búsqueda difícil y kafkiana: el mapa de su destino ya contiene todas las rutas.
    Descripción muy sentida,ya en todas las rutas ,la libertad de la paz

    ResponderEliminar
  2. No puede ser mejor : un canto a la autentica libertad

    ResponderEliminar
  3. Libertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.

    ResponderEliminar
  4. Libertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.

    ResponderEliminar
  5. Libertad para las emociones sensitivas del ser, para ese ahogo inquieto y dominante.

    ResponderEliminar