SE LLAMABA JOSEFINA
Se llamaba Josefina.
¿Cómo olvidar cuando dejé de recibir el himno de su palabra?
¿Cómo olvidar
que de repente ya no volvió a aparecer íntegra a mi lado?
Lo que aprieta ahora mi mano
no es el huso nervioso de su muñeca sino la rama hueca de un arbolillo cualquiera muerto y ya aserrado.
Ya no pongo nombre a nada sino al escalofrío.
Es de noche.
Espero la luz del día para felicitarla frente al espejo porque no quiero que los artificios que se encienden me sorprendan ciego.
Creo que no he llorado de verdad
más que una sola vez.
Al desaparecer,
el sol había cercenado su rostro en mi enferma imaginación, su cabeza había rodado a la zanja del cielo y
yo ya no creía en el mañana.
¿Cuál de los hombres soy?
¿El de la mañana o el de las tinieblas?
Ciertamente se llamaba Josefina.
Johann R. Bach
NOTA: Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia
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