13 sept 2013

Entre bellas montañas un simple Lago se refleja en el cielo

            EL  LAGO  DE  LOS  SUEÑOS    

Entras en la biosfera

después de atravesar el espacio exterior y por enésima vez ves: abajo el agua lisa y azul del gran lago cuyo nombre saben los geógrafos; donde tú naciste.

 

Entre bellas montañas,

un simple Lago se refleja sobre un cielo apoyado -como sobre columnas- en Pirineos, Atlas, Alpes, Apeninos, Mahya Dagi…

 

Meciéndose lentamente,

como un columpio atado a sólo dos puntos de desagüe: a la Atlántida por el poniente y a la roja tierra de descanso de los faraones por el oriente.

 

Tú lo conociste en la infancia

como Mare Nostrum. Entre las rocas y el agua están ahí, rincones poblados con buenas gentes que rozan los sentimientos y en un privilegio de presencia, despliegan una inmensa hospitalidad.

 

¡Ah!... Un paisaje como un espejo

donde hay un raro orden  y un olvido que afloja los miembros. Todos los sueños de paraísos se encuentran en esos pueblos blancos, costeros, mediterráneos como el bellísimo rincón de Cadaqués.

 

Bajo ese azul te preguntas

¿Para qué poseer, si ya se sueña? Sin respuesta, no recibes más signo que una repentina y fértil facultad de amar las cosas sencillas.

 

Cuerpo y espíritu se rinden íntegros.

 

El bienestar del mundo espiritual

bajo la luz del Lago de los Sueños invade por completo la piel, y el placer tiene el olor de las hojas del romero -que es un aroma que cura- El acuerdo es profundo.

 

Al igual que todos

tú también querrías recomenzar la vida; en ese pequeño mar una vida de los primeros sueños, añadiendo ahora, además, el sueño de retorno acompañando a tu amor a la casa donde naciste y llevando por toda fortuna, la joven alegría de un paquete de versos para comenzar otra vez como Ella y Él.

 

Un resplandor de eternidad

desciende continuamente sobre la belleza de ese Lago que espera a sus ansiados, -junto a gentes sencillas-  verdaguerianos atlantes.

 

Entras por enésima vez

en el mundo donde todo es posible: el Lago de los Sueños.

                                     

                                                                  Johann R. Bach

 

 

 

 

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