CUARTA ORACIÓN
En busca de una noche mejor
¡Oh noche!
Te agradezco que me des
generosamente cada día unas horas de reposo para pensar sobre este mundo tan hermoso y lleno de color
y también porque
en tu inagotable comprensión me dejas un rincón distinto de los de mi tormento cotidiano.
¡Oh noche!
Te agradezco esta brisa
que se lleva la acumulada melancolía del paisaje de los inconcebibles fuelles de mis pulmones
y por haber descubierto
gentes buenas y juiciosas que respiran igual que yo en todas las ciudades y pueblos sin excepción.
¡Oh noche!
Gracias, gracias, gracias
por permitirme reflexionar bajo esa sábana bordada de estrellas y ver en ella el reflejo de bosques, mares, rocas,…
y perdóname
por haber pensado sólo en mí mismo cuando irreversiblemente la vida de otros en torno a mí daba vueltas como un reloj de arena y su sombra.
¡Oh noche!
Perdóname
que durante tanto tiempo no haya pensado más que en dedicarme a contemplar salidas de lunas, ocasos y museos
y te doy las gracias
por la insistencia en mostrarme las estrellas como señal inequívoca de las brasas del fuego sagrado y sus secretos.
¡Oh noche!
Te doy las gracias
por permitirme estos minutos de sosegado pensamiento y poder ver cómo se mueve este mundo tan hermoso y variado y cómo poco a poco nos seduces a todos con tus astros y tus mareas.
Sylvia M. Folch
No hay comentarios:
Publicar un comentario