18 jun 2012

COMO UN GRANO DE ARENA. Poema original de Elisa R. Bach (www.homeo-psycho.de)

COMO UN GRANO DE ARENA

 

Nadie piensa en las veces, las mil veces,

después de la tristeza caprichosa

o de la humillación a la que te sometieron

los mares. Envidias la sonrisa

de los que comparten tu destino,

 

esa distancia fría de sus labios ante la realidad.

 

Son como estatuas

sobre el declive amargo del otoño

y en las seguridades de las rocas

les cuesta concebir el riesgo del viento huracanado,

las tormentas de lluvia y nieve,

 

las descomunales mareas en noches de luna llena.

 

Tú también dudas de la luz que hace vida,

de la consistencia que transmites

confundida con un halo de testarudez;

dudas de tu capacidad a pesar de tu frente

despejada, inteligente. No sientes

 

la mordedura del veneno amarillo de la vejez,

 

la quiebra y el ridículo de la misma forma

que otras criaturas; no concibes las heridas

que tardan en cicatrizar: quizá sea porque

te bañas a diario en la pureza metálica

-sodio, potasio, cobre, titanio, cromo, Thalio…-

 

de las sales marinas en cada pleamar.

 

Agitas el sermón del justo más allá

de las dudas razonables y de las decisiones

clamando contra el filo de los sueños,

contra la incertidumbre de los pinos, pero

no te gusta asumir ninguna responsabilidad

 

en la quietud del hábitat de la arena de la playa

 

con su orden de cementerio de cangrejos,

de visitas regulares del sol y enfriamientos

rápidos bajo la brisa nocturna,

de soledad en el largo invierno.

Muchas criaturas caminan sobre tu cielo

 

mientras la luz deshecha busca tu solidez,

 

pero la luz se enfría débil sobre tu piel

y quien regresa a las playas de su juventud

siente las manchas de la tarde. Eres como

un sencillo grano de arena de la playa.

Nadie sabrá las veces, las mil veces que envidiaste

 

la sonrisa de las olas y su pureza metálica.

 

Tu destino es esperar a que alguna golondrina

te admita en sus bodegas, te transporte

en un vuelo sin retorno a otros mares;

allí donde necesitan tu constancia,

tu sabiduría, tu paciencia y lo más importante:

 

el regalo de tu experiencia en repartir pasión y amor

                                              Elisa R. Bach
                                  www.homeo-psycho.de

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