Aire contaminado sobre París
Caminabas sobre plazas y calles de ese París
escenario infinito de monumentos y rincones
exentos de niños a excepción de algunas tardes
de los Jardines de Luxembourg donde pasean
tristemente los poneys como un sueño eterno.
de un caluroso metro que transporta
apresuradamente las almas, inventado
lazos y volantes con las vías, reuniendo
frutas artificiales y flores de plástico
-teñidas falsamente con colores pastel-
para sombreros baratos y reutilizables.
Pero había una plaza que no conocías.
Como un cuadro impresionista se erigía
sobre una alfombra de arena turquesa
donde las bolas se deslizaban pesadas
buscando su meta y el aplauso
de los jubilados jugadores.
En esa plaza jóvenes amantes observan
desde los cómodos bancos de madera
cómo los delgados árboles desprovistos
de nutrientes suficientes resisten
absorbiendo luz y aire contaminado
de una nube roja radiactiva
subproducto de la energía atómica.
Comparando a los dinosaurios,
que en otras épocas, sobrevivieron,
saltimbanquis, ciclistas y otros deportistas
que consumen oxígeno
con la misma desmesura que ingieren
grasas e hidratos de carbono.
Esos árboles, con sus cualidades
siempre ocultas, siempre ahorradas,
desconocidas para nosotros, pero
eternamente válidas nos sonríen de verdad
y nos invitan a imitarles.
Elisa R. Bach
No hay comentarios:
Publicar un comentario