8 oct 2016

-Sucedió hace mucho, muchísimo tiempo…


JÓVENES ESCRITORES LEEN A ERMESSENDA

Ermessenda volviendo de un paseo
subió lentamente las escaleras que conducían al piso de la humilde Casa de Huéspedes. Era un hermoso día de invierno y la escritora, como solía hacer, se había puesto en marcha justo después de desayunar, para aspirar oxígeno fresco.

Ya con los pies fríos
se alegró de regresar a su habitación cálida y acogedora. Clementine le abrió la puerta con la noticia de que un joven, a quién ella jamás había visto, llevaba media hora esperándola. Ermessenda, que casi nunca recibía visitas, se dirigió con cierta curiosidad a la sala de estar. Cuando entró, el joven que la esperaba sentado en una butaca se levantó e hizo una reverencia.

Ermessenda devolvió el saludo y dijo:
-Me ha dicho que lleva usted un rato esperándome. ¿A qué debo su visita?
- Permítame que me presente: soy Daniel Duval, escritor.
- Tome asiento, por favor. Me alegra que haya escogido usted la escritura como profesión.

El joven escritor era pálido,
tenía el pelo rubio y liso certificando su predisposición a las afecciones gripales e iba correctamente vestido.

Un grupo de jóvenes
interesados por la literatura descubrimos su "Yo, Marta Guillamon y los Hombres de mi vida".
-¿Cómo?- exclamó Ermessenda perpleja- ¿han leído ustedes mi novela? ¿todavía se leen mis obras?

-Nosotros sí que las leemos.
Y nos enteramos de que moraba en una sencilla Casa de Huéspedes cerca del café donde nos reunimos. Después de esa primera novela descubrimos una segunda "Barcelona nació con los Granados" y luego una tercera "El Arte Gótico de los Huesos". Quedamos maravillados de su forma de escribir,  pues nunca habíamos conocido a un genio tal: una escritora "surrealista de hogaza", que había hecho en este pequeño rincón de París su propia "Cátedra de literatura", junto con un minúsculo y merecido púlpito (Cassia, Clementine y los otros huéspedes de la pensión) que desafía a toda institución universitaria, con la humildad y la extravagancia de quien vive dedicado sólo y exclusivamente a la literatura.

Somos, sí, un grupo de escritores jóvenes
que nos mantenemos apartados del camino trillado. Si le dijera sus nombres, no le serviría a usted de mucho. Esos nombres todavía son desconocidos. Somos creadores de lenguaje, ni más ni menos, y ya llegará nuestra hora.

Ermessenda lo escuchó atentamente
y asintió con la cabeza. Le resultaba todo muy extraño: ¡alguien leía sus novelas! Escritor, escritores, creadores de lenguaje… ¡Cómo sonaban esas palabras! De pronto afloraron en la memoria de la escritora imágenes confusas de días lejanos y personas olvidadas. Nombres y destinos le venían a la mente, y al final se vio a sí misma como una mujer joven, igual que ocurre en los sueños se vio riendo, charlando, se vio como una de las mejores y más altivas escritoras en medio de un círculo de jóvenes que se mantenían apartados del camino trillado y que sólo querían ser escritores. Y dijo en voz alta, como si el joven Daniel Duval que tenía delante hubiera recorrido junto con ella sus veloces pensamientos:

-Sucedió hace mucho, muchísimo tiempo…

Aquella noche no podía conciliar el sueño.
Decidió esperar a que llegara Cassia de su viaje a Dinamarca. Cuando la vio llegar su corazón se aceleró como se le hubiera puesto una inyección de adrenalina iodada. Con los ojos cerrados simulando estar dormida, sintió como se inclinaba sobre ella para besarla. Siguió echada sobre la cama pero sus brazos rodearon el pecho de Cassia. Sintió como ella la acariciaba.

-¿Qué hora es?
Sin responder Cassia le puso una mano sobre el vientre y continuó acariciándola. Ermessenda sonreía. Cuando Cassia deslizó su mano entre las piernas, ella se la sostuvo con firmeza. Aspiraba con fuerza el aire caldeado de la habitación para oxigenarse, le hervía la sangre…

-Dibújame.
Dibújame desnuda como lo hiciste con Clementine.

¡Inmortalízame en tus retratos!

                                                                               J. R. Bach

1 comentario:

  1. Me inspira mucha ternura este texto ,me emociona cómo se emociona Hermessenda que interesados y amantes de la literatura lean aún sus libros y los tomen como un referente para su futuro.Esta admiración la lleva al recuerdo de su juventud y a sentirse jóven queriendo que Cassia la inmortalizase dibujándola en ese mágico instante de su intimidad.Como escritora ya es inmortal por sus novelas.Me ha gustado mucho Joan.***Linda noche!!

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