LA VECINA MERCEDES
La vecina Mercedes
la gran amiga de mi madre, aficionada a los paseos en bicicleta, huesuda, casi esquelética excepto en sus bien puestos glúteos,
de cabello oscuro y corto, dotada de gruesos labios y unas manos de marfil, tenía un sentido práctico extraordinario:
nos dejaba a todos suficientes bocadillos
para pasar el domingo mientras ella y su esposo junto con mis padres y otros matrimonios se iban de excursión en bicicleta.
Una vez que se quedó en casa
al cuidado de todos los niños me llevó al cine. Antes de entrar se nos unió como por casualidad mi primo Arturito
–que no se llamaba así,
pero lo habíamos apodado con ese sobrenombre porque era el hijo mayor de Tío Arturo-
Ella tomó asiento entre nosotros dos
y al poco de apagarse las luces vi cómo mi primo Arturito puso una mano sobre la pierna de la vecina Mercedes.
Vi cómo poco a poco le iba subiendo la falda.
Me asombró que ella le siguiera el juego, pero no comprendía su finalidad. Miré de reojo la expresión de su rostro, pero sólo vi su leve sonrisa.
Discretamente abrió sus piernas
y la mano de mi primo se colocó entre ellas. Con la falda medio subida yo veía el marfil de sus rodillas y supe entonces que algo desconocido para mí estaba sucediendo.
Volví a mirar de reojo
y vi un rostro con los ojos cerrados y una boca entreabierta ahogando un grito.
El cine y sus butacas
bañadas en la oscuridad me habían descubierto un mundo aparte: el mundo de los adultos.
Johann R. Bach
Un despertar de desinhibidos conocimientos que vienen a la mente una vez empiezas a madurar sexualmente. >_<
ResponderEliminarCaray con Mercedes =)
Entre los, la vecina esperaria un ataque por los dos flancos, por eso la sonrisa inicial, y luego se decanta por el adulto.
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EliminarNo Julio la narradora es una niña recordando
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