ECHANDO HORAS A LA VIDA
¡Qué difícil es conciliar el sueño!
Alto el pabellón al claro de luna. En mi soledad, me pongo a beber un poco de vino tinto
antes del amanecer.
Vino en las entrañas tristes.
Lágrimas de amor en los ojos.
Infinita es mi tristeza
al ver desde mi balcón frente al mar alejarse a la Dama de mis Sueños.
¿Hay acaso en este mundo
algo más fuerte que el amor?
Para soportar mejor mi desdicha
intento pensar en mi trabajo, me esfuerzo por recordar anécdotas divertidas mientras me miro en el espejo,
reflexiono sobre los comentarios
que recibo incluidos los desagradables y aquellos que no sé cómo tomármelos:
¡Un auténtico tirano!
Eso es lo que eres: sólo un tirano. Me decía una lectora desde México.
"eres un espejismo…"
me dijo alguna voz como proveniente de un desierto en el que los antiguos naranjos ya se han secado;
"imposible echarle las mismas horas
que tú le echas a la vida…" De alguien que lee más despacio que yo escribo.
"Te atreves con todo…"
me dijo alguien que sospecha que en mí por lo menos hay dos personas.
"Es lo mejor que he leído
-dejando de lado tus contenidos afrodisíacos- sobre poesía contemporánea…" me escribía alguna Dama entendida en esas lides.
"Cada vez que releo un poema tuyo
descubro nuevos contenidos y un amor subliminal por un Cosmos en movimiento continuo…" me comenta una colega que me conoce desde hace tiempo.
"tus sueños y realidades
me llenan de dicha hasta el punto mágico del sonrojo…" la última cosa bonita que me han dicho desde otro mar.
"Tus letras escasamente dan
para un blues interpretado por un cuarteto…" La verdad no sé si eso es un halago, pero lo del cuarteto tiene sentido (para mí, claro).
Cuatro son las estaciones,
cuatro los puntos cardinales, cuatro los elementos según nuestra tradición.
Ahí está Heráclito
buscando el sentido del fuego, el agua y el estiércol; ahí está Anaximandro escrutando el aire…
Y también Parménides
hablando de un "todo continuo" y de la presencia de las cosas como algunos viejos poetas chinos,
Y Pitágoras anunciando
que lo más bello es el número.
Y entre todos los comentarios
están tus suspiros grabados en mi piel y adheridos a mis huesos como titanio.
¡Qué difícil es conciliar el sueño!
Johann R. Bach
Para acceder a otros escritos pinchar en el Blog homeo-psycho.blogspot.com
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