ME CANSÉ DE MI TRISTE OFICIO
Vuelvo a la casa de mis padres.
Me cansé de mi triste oficio:
Repasar los posibles defectos de los bonitos trajes de novia -quemándome las cejas-, años y años, para otras
¡Solamente para otras!
La lluvia reaviva
el verdor del musgo del patio.
La escarcha enrojece
la casa con hojas caídas. Ociosa, subo a las golfas y contemplo cómo se acuesta el sol.
Sólo el canto de retreta
de los gorriones me acompaña en mi nostalgia y tristeza.
Antes de la lluvia
no he visto hojas bajo las corolas como aquellas de las que Pablo Neruda sacaba alegría.
Tras la lluvia no encuentro corolas bajo las hojas.
Sí. Veo
cómo mariposas y abejas vuelan al otro lado de los setos de la partión.
¡Oh primavera,
¿habrás caído en la casa de los vecino?
¡Qué gran lección
me ha dado la Universidad Gratuíta de la Miseria!
"Las flores hay que cogerlas a tiempo.
Si no,
sólo te quedas con la rama desnuda y seca".
Así –como esa rama-,
vuelvo a la casa de mis padres. Me cansé de mi triste oficio.
Johann R. Bach
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