5 mar 2014

Las preguntas se me agolpan cada noche en los sueños -antes de despertar- insistentemente.

LOS DIABLOS DE NOVIEMBRE

 

Les he dado muchas vueltas

a los primeros sueños de noviembre, que ahora dejo, desato sus lazos, para el nuevo poder de los demonios ígneos.

 

Ellos son los que normalmente actúan

encendiendo las estrellas, meteoros o fuegos fatuos. Llevan a menudo a los hombres a los ríos o a los precipicios en la forma como lo explico en estos versos:

 

“Si los viajeros –digo-

quieren mantenerlos alejados, deben pronunciar el nombre del dios Odín con voz clara o adorarlo con la cara en contacto con el suelo”.

 

Apoyado sobre el Puente de Charenton

Corren las aguas claras en dirección a Rouen la villa de los cien campanarios, y, se van mezclando los demonios bañados en azufre y peinados con dientes de ballena aquí y allá.

 

Gris pizarra el curso del meandroso Sena

es el tono de los fragmentos de las piedras primigenias cuando la tierra todavía estaba sola y los feldespatos aún no habían nacido, acumulando capa tras capa.

 

Van esos diablos sentados

sobre las pilas de minerales que las barcazas de rio transportan hacia el puerto de Rouen, pues más allá les esperan las furias sentadas sobre el Puente de Tancarville.

 

La agonía del verano

ha entregado también los frutos de la parra aunque este año los gorriones han picado muchas uvas, pero el dios Baco ha montado guardia con cantos de lagar y vino para que las vides entreveradas sean suficientes.

 

Las preguntas se me agolpan

cada noche en los sueños antes de despertar insistentemente: ¿De quién son las vides?¿De aquel que todo hizo?¿De aquel que todo lo imaginó a partir del final?

 

Sólo formular esas preguntas

los demonios empiezan a temblar como si su juego hubiera sido descubierto, se inquietan y se mueven nerviosamente del lóbulo frontal al occipital demostrando su miedo.

 

Les he dado muchas vueltas

a los primeros sueños de noviembre y he vivido las agotadoras horas del Día de los Difuntos ensimismado, hasta que he logradoque esos diablos “dioscuri”cargados con sus sacos de castañas asadas han inclinado sus cabezas, ¿ante qué poder?

 

Ante la autoridad deJenófanes de Colofón,

se rebelan contra “la idea”, contra la posibilidad de que un solo dios acapare todo el poder, como nubecillas “deslizándose a todas partes”.

 

Es evidente que no aparecen

sino es para hacer algún mal a los hombres, pero entre ellos tambié hay traidores, pretendientes del bien.

 

El problema se reduce pues,

a la simple correlación de fuerzas. Alimentemos pues a esos “fuegos de San Elmo y esperemos su señal mediante la aparición de la estrella de San Germán.

 

¡Odín!

 

Siembra nuestros huertos

de granados, cermeños y membrillos para combatir con sus aromas las hiperplasias y el hedor del Inframundo.

 

Danos fuerzas para no inclinarse

ante poder alguno fuente del mal; para no ceder al descanso ante cualquier embriaguez, pues Túmismo eres el beber y la bebida, el pensador, Tú.
 
                                               Johann R. Bach

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