28 dic 2012

TORTICULIS. De la novela "La Chica de Kiefholzstrasse" (video cap 33 en la web www.homeo-psycho.de)




·         Tortícolis

              LACHNANTES C7 -  NUX VOMICA C15



Ayer no salí de casa.

Tenía una tortícolis que me dolía al menor movimiento. Decidí quedarme frente al gran ventanal de mi habitación leyendo y de vez en cuando, al levantar la vista, disfrutar de la belleza de un paisaje plano, pero no monótono.



Desde el último piso del edificio

puedo observar como una pandilla de jovenzuelos apedrea una farola, como la luz del amanecer rompe el cielo e inunda la calle de color. Desde mi terraza casi se ve el comienzo de Kiefholz Strasse... y el comienzo de mi vida...    



Lachnantes es mi mejor amigo

junto con Nux vómica cuando siento que he fracasado en la vida por no tener hijos, por no poder acomodarme donde parece que los demás tienen la sensación de estar bien, por no haber podido sentirme como ellos -eso lo noto en el dolor de cervicales, signo de fracaso y desánimo.



Me aparté de la gente

para vivir de otra forma. Perdí. Mi mejor medicina es soñar, despierta y lúcida, con mi amor.



Me gusta saber

que vendrá como tantas veces, alegre, locuaz, cariñoso,… Le pediré que me haga un masaje en el cuello y espalda… 



Algunos amigos se ríen de mi mundo interior;

me dicen que tengo mucha imaginación, como si eso fuera malo o inútil en el mejor de los casos,



pero a mí el idear

me produce la agradable sensación de romper, como el caracol su epifragma, la cárcel de cristal también imaginaria de la que es difícil escapar sin soñar.



Yo les digo que prueben a soñar;

les animo a cerrar los ojos y escuchar… Escuchar como el murmullo de las olas del mar frente a los restos de una isla misteriosa invade el crepúsculo y rompe contra las rocas con una musicalidad que tranquiliza el alma.



Esas Cíes, bellos nenúfares

que tengo ante mis cerrados ojos, no son más que las uñas de la más grande y fértil isla que ha existido jamás que se aferran a las playas del continente.



Noto bajo mis pies cómo late su corazón

y cómo respira pausadamente esperando el momento de emerger para pasar del mito al Mundo Tangible, para pasar de la imaginación al Cosmos de lo visible, para pasar de lo deseado a lo real.



Yo soy capaz de imaginar la Atlántida de Platón

con sus enormes confines desde las islas Azores hasta las islas Canarias porque no necesito la prueba de su existencia material.



Puedo imaginar

que los atlantes vivían de la exportación del estaño que trasladaban desde lo que hoy conocemos como Vigo hasta Tartessos, un rico enclave situado en la desembocadura del Guadalquivir (o quizá del Ebro - Tortossa -).



No es difícil pensar

que el estaño viajara por el interior de la península evitando, por alguna razón, la costa portuguesa.



Ya en Tartessos se negociaba la venta

y distribución del preciado metal estratégico por todo el Mediterráneo.  La Atlántida existe en mi imaginación al igual que millones de cosas. ¿Por qué hacer una frontera entre lo imaginario y lo tangible?



Ahora no recuerdo

si el dolor del cuello ha sido fruto de mis ideaciones o formaba parte del Mundo Tangible. El caso es que ya no me duele nada. ¿Ha sido todo un sueño? ¿Todo es producto de nuestra imaginación?                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Johann R. Bach



… "y ahora esos pensamientos que emergen 
del fondo de tu alma toman la forma de un sueño"… (Sócrates)

                                                                                                                  Platón, Menón, 85 c.



EL COMENTARIO DE LEO P. HERMES

El pensamiento occidental tiende

por tradición a menospreciar o devaluar "lo imaginario" y califica la imaginación como "maestra del error y la falsedad".



Muchos filósofos han inducido

a poner en cuarentena todo aquello que se considera como "vacaciones de la razón".



Para Brunschvicg (filósofo francés que al final de su vida acató la potencia de lo imaginario) toda imaginación es platonismo, un pecado contra el espíritu. Para Alain (discípulo de Althusser), más tolerante, "los mitos son ideas en crecimiento, y lo imaginario es la infancia de la conciencia".



En este capítulo 33

de "La Chica de Kiefholzstrasse" Elisa nos cuenta de forma sencilla e inteligible sin saberlo el redescubrimiento de una "facultad de lo posible" a través de las Ciencias de la Salud, pero también a través de las Ciencias de la literatura…




No hay comentarios:

Publicar un comentario