EL LAGO DE LOS SUEÑOS
Entras en la biosfera después de atravesar
el espacio exterior y por enésima vez ves:
abajo el agua lisa y azul del gran lago
cuyo nombre saben los geógrafos;
donde tú naciste.
Entre bellas montañas, un simple Lago se refleja
sobre un cielo apoyado -como sobre columnas-
en Pirineos, Atlas, Alpes, Apeninos, Mahya Dagi…
Meciéndose lentamente, como un columpio
atado a sólo dos puntos de desagüe:
a la Atlántida por el poniente y a la roja
tierra de descanso de los faraones por el oriente.
Tú lo conociste en la infancia como Mare Nostrum.
Entre las rocas y el agua están ahí,
rincones poblados con buenas gentes que rozan
los sentimientos y en un privilegio
de presencia, despliegan una inmensa hospitalidad.
¡Ah!... Un paisaje como un espejo
donde hay un raro orden y un olvido
que afloja los miembros. Todos los sueños
de paraísos se encuentran en esos pueblos
blancos, costeros, mediterráneos
como el bellísimo rincón de Cadaqués.
Bajo ese azul te preguntas
¿Para qué poseer, si ya se sueña?
Sin respuesta, no recibes más signo
que una repentina y fértil, facultad de amar
las cosas sencillas.
Cuerpo y espíritu se rinden íntegros.
El bienestar del mundo espiritual bajo la luz
del Lago de los Sueños invade por completo la piel,
y el placer tiene el olor de las hojas del romero
-que es un aroma que cura- El acuerdo es profundo.
Al igual que todos tú también querrías
recomenzar la vida, en ese pequeño mar
una vida de los primeros sueños,
añadiendo ahora además
el sueño de retorno acompañando
a tu amor a la casa donde naciste,
y, llevando por toda fortuna, la joven alegría
de un paquete de versos para comenzar otra vez
como Ella y Él. Un resplandor de eternidad
desciende continuamente sobre la belleza de ese Lago
que espera a sus ansiados, -junto a gentes sencillas-
los Verdaguerianos Atlantes. Entras por enésima vez
en el mundo donde todo es posible: el Lago de los Sueños.
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