23 jul 2012

HAY QUE HACER FRENTE A LOS INCENDIOS. Elisa R. Bach ( www.homeo-psycho.de )

REQUIEM INESPERADO EN D'ARNIUS

 

Habrá un tiempo a qué negarlo,

probablemente un fin de ciclo

de un acontecer eterno donde

juntar el réquiem de los pájaros

sobrevolando las cenizas del mundo,

 

y el réquiem de las nubes confundiendo la luz

 

entre sus sombras, con el réquiem

de las tormentas, el de los rayos

sobre los cuerpos desnudos e indefensos

como en el descomunal Fukushima,

y también con el réquiem de los naufragios,

 

el de todos los genocidios,

 

el de las tramontanas desencadenadas,

el de los campos enmudecidos por la sed,

el réquiem de todos los bosques

-desde d'Arnius a Cadaqués-

clamando agonizantes al mundo o a la ONU,

 

el réquiem de los gritos, de todos los gritos,

 

de todos los llantos, el de los dioses

-jefes de religiones no liberadoras-

hacia su ocaso, hacia su lento

y delirante ocaso, el réquiem de los árboles,

clavados en la tierra sus sentidos,

 

y el de las constelaciones, meteoros y estrellas

                                                                      fugaces.

 

Afortunadamente –para nuestra psicología-

estamos fuera de esa inmensa escala

de espacio y tiempo. No podemos siquiera

compararnos a dos simples hormigas

que serán arrasadas por una presa hidráulica

 

mientras, ajenas a esa desgracia, se besan.

 

Pero aún en el caso de que cantáramos  el réquiem

de los siglos convertidos en polvo, un día en que

                                                                         lo unitario

enmudeciera nuestras voces, estrangulara

nuestros impulsos y el sol convertido en gigante roja

descuartizara nuestro mundo, el mar continuaría

 

estando lleno de ese color al que la piel se entrega.

                                                        Elisa R. Bach
                                            www.homeo-psycho.de

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