27 jul 2012

HABLAS DE TI POR ERROR




Durante veinticinco años
no estuviste muerta, fuiste cautiva.
Te pareces al ruiseñor aún
y estás volando sobre la negra placa
de alquitrán y cemento con guirnaldas.

Triste de ti, horrible de ti, hablas de ti por error.

Se trata de un pasado lejanísimo que vuelve
y cuya consistencia blanda, crujiente,
muy tenaz te deja abandonada
a la orilla feroz de las estrellas,
anonadada caja,

puro mantel de esquinas maniatadas.

Aunque ya no quedan muros de naranjos
membrillos, granados y vides, has de aprender
como las criaturas que se levantan
por la mañana con el deseo humano de vivir
un día más de navegación

y de deber acaso aéreo.

Pides mediante una confusión de letanías,
con musitación monjil,
que los rosarios no giren inútilmente,
que las losas no se desplacen bajo pies descalzos
y que las gaviotas, por los acantilados

no olviden dejar las huellas de sus patas.

Finalmente describes cómo el firmamento
tenía ayer un matiz lila,
una línea de vuelos arpegiados
entre las dos miradas. Todavía sucede aquello
y aceptar es concederse derrotado,

vencer es desatar o cortar nudos.

Hablas de ti por error,
de tus puños, tu color;
los ocasos sondando el horizonte
de tus imaginarias montañas de nácar
donde se elevan tu mirar y

el vértice de una pirámide de llamas.
                                      Elisa R. Bach

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