21 sept 2011

LA TINTA DE LA SEPIA

 

          La tinta de la sepia

 

¿Tan difícil es vivir?

 

Huiste despavorido

cuando entre los acantilados

te pregunté

Mi amor, ¿tan difícil es vivir?

-parafraseando  un verso de Virgilio-,

creí que ibas a suicidarte.

 

Tu médico te ha dicho que

aspires el aroma de la lavanda,

que pasees bajo los tilos

y que no comas manzanas

que puedan estropear tu humor.

 

¿Prefieres la cicuta antes

que cumplir la obligación

de mirar el horizonte pintado

con nubes de algodón y frescos?

¿Es demasiado pedir

que duermas bajo mi sábana

de nardos, narcisos y violetas?

 

Si no tienes valor

para seguir adelante

por el dulce camino de los granados

abarrotados de flores fucsias,

lánzate al mar y que los delfines

se repartan tu cuerpo.

Desobedece a los cantos de sirena

que te impiden atravesar

el huso horario de tu mundo.

 

Si aún crees que te falta valor

para que el mar del que saliste

te engulla para alimentar a sus algas

déjate morir, como Adriano,

de inapetencia de poder

-terrenal y celestial.

Pero si aún te queda algo de sal

en tu corazón deshilváname

con tus dientes y vuelve a empezar.

 

Si necesitas ayuda, pídemela

y te daré una gota de mi negra tinta,

lanzaré mi aliento en tu boca

y mis manos se hundirán en tu espalda.

Te abriré los ojos a la horizontalidad,

tus hombros recuperarán tersura,

tu piel volverá a absorber la luz

 

y el oxígeno de mis pulmones

y la vida rebrotará como en primavera

llenando tus sueños de lunas.

                                       Elisa R. Bach

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