Mira mi amor: Eso que ves, brillante
como soles amarillos en la ladera
de la montaña es genciana,
y esto de aquí es un tipo de violeta
cuyo color y aroma conozco
muy bien aunque desconozca su nombre.
Y aquí tenemos fibonácicos ranúnculos...
con linajes muy parecidos
dentro de la familia de las ranunculáceas,
como en todas las casas pueden ser
Acris (acre), Bulbosus, Ficaria (Celedonia menor),
Flámmula, Glacialis (Carlina), Repens (Botón de oro),
Sceleratus (Apio cimarrón)
plantas preciosas, hermafroditas, por cierto.
Mira, aquí hay un grupo de estambres
danzando con su cabellera al viento
y algunos ovarios resguardados
entre pétalos, un androceo y un gineceo,
según creo recordar...
Para darte la bienvenida:
aquileas y campanillas,
ahora son las primeras;
antaño, fueron las últimas de la temporada
las que indicaban el signo, para él,
de que el año cerraba su ciclo.
Toda suerte de formas
-estrellas, cálices, campanas...-,
un prodigio de la vida orgánica,
brotan ahora entre la hierba nueva,
de color esmeralda de los prados
y las laderas de las montañas,
llenando el aire soleado de olores y colores:
macizos de glicinias y pensamientos silvestres,
belloritas, margaritas,
prímulas rojas y amarillas...
Todas tomadas de la mano
de matemáticos y botánicos en racimo
como los versos de un poema
Elisa R. Bach
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