8 jul 2011

Elisa escribe un poema desde una UVI

EN LA UVI

 

Depositaron mi saco de huesos

en algún lugar

lleno de ansiedades,

prisas y miedo a desgracias

que en su mayoría

no sucederán nunca.

 

Este lugar parecido a un hospital

es como una nave moderna,

una hiedra de placas de grafito

acompañada por un séquito

de oleadas de leds que emiten

luz azul intermitentemente

mientras conserva

una cadencia de notas

que despierta tu memoria,

de gestos

y el tacto de unas voces.

 

Este lugar algo in-hóspito

de paredes de luz,

de pétalos y escamas,

retratos de sueños

es como un bosque

por donde se pasean,

sigilosos, solemnes con vestidos

de mosaicos de titanio,

unos seres inmortales.

 

Por los infinitos pasillos

suena una música al detectarse

la presencia de alguien vivo,

de manos y miradas;

se expande por el aire llenando

salas, cajones y oídos;

 

esas notas musicales escriben

en el oxígeno un sonido

más allá del tiempo,

la lágrima y el beso

donde son vencidos, exhaustos,

desbordándose

el fuego y el frío

que afirman la existencia.

 

Este sitio poco acogedor

es como un ingenio espacial

en el que para sobrevivir

hay que tocar

los delicados instrumentos

a cuatro manos.

                     Elisa R. Bach

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