LA NOCHE DE NIKO EL MARINO FELIZ
Alcanzada ya la medianoche,
las olas invaden el puerto, Niko, paseando lentamente por los muelles, regresa tambaleándose a su litera.
A oscuras va tanteando
con las manos delante, como un ciego, paredes, mobiliario, interruptores de luz, que va pulsando, encendiendo y apagando, como si todo eso no estuviera todavía grabado en su memoria.
Da finalmente
con el saco de dormir azul marino -su color preferido- y fuerte olor a jabón en polvo. El mar sigue embravecido y silba el viento por encima de la botavara.
Se desliza junto al cuerpo tibio de la mujer dormida.
El camarote de proa es amplio y ella no se despierta o simula que duerme. La escotilla está cerrada y el frío de la noche acecha afuera en la cubierta.
Se abandona,
en parte por el efecto del aguardiente, en parte porque no tiene deudas, libre de ser ese que ha sido, sin preocupaciones, sin nadie a quién dar explicaciones, y reclina su sien sobre la almohada sin fin del Universo.
Johann R. Bach
Griselda Corni Fino
ResponderEliminar8:35 (fa 25 minuts)
Es bueno tener un rincon calido donde refugiarse , aun sin deudas ni preocupaciones la intemperie y la soledad son malas compañeras
PATRICIA
ResponderEliminarUna sensación de felicidad embarga ...