24 feb 2014

¡Fuera! Que esa voz no es la tuya sino la del apuntador

DUDAS DE POETA

                      

Oh, si mis escritos

fuesen tan sólo la válvula de escape deformada de los sueños…

 

un sitio imaginario

y erróneo de sombras y delirio… vahos involuntarios, como quisieran algunos…

 

¡Una pesadilla

a pesar de haber tomado bicarbonato!

 

Y alguien, al azar, tú, por ejemplo,

pudiese sacudirme ahora por los hombros y gritarme: ¡eh, sonámbulo, despabila… sal de tu estudio-madriguera y mira qué día es!

 

Mira como brilla mi cabellera.

 

¡Ah, si aquí en este mismo escrito,

no hubiese más que un mundo de trampa y de cartón… y alguien, cualquiera, tú por ejemplo,

 

pudiese decir al acabar de leerlo:

¡Venga!¡Venga! ¡Riamos de nuevo, que todo ha sido dicho con “animo iocandi” (en broma)…!

 

¡Ah, si esto no fuese más que un sainete

continuo sin telón…¡u otra comedia cualquiera!...

 

Y uno cualquiera

de esos turistas de mochila o nuevos ricos rusos, del norte o del sur, visitante de monumentos o bañistas hijos de metalúrgicos en paro,

 

del bando rojo del exilio

o del bando negro de la depresión y la tristeza de pronto se levantase de su asiento

 

para increparme enfurecido:

¡Fuera! Que esa voz no es la tuya sino la del apuntador.

 

¡Ah, si mis escritos

con todas sus metáforas no fuesen sino sueño o juego de barbilampiño… broma inofensiva… pura broma…

 

veneno para intelectuales!

                                                       Johann R. Bach

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