27 nov 2012

EL AGUA DE LLUVIA SOBRE EL CUTIS

               Lou Andreas Salomé musa inspiradora de Rilke

 

EL AGUA DE LLUVIA EN EL CUTIS

 

No es el inmenso frío

el que sopla desde los longobardos, pero la tramontana viene desde los mismos rincones. Baja ensillada por el Valle del Ródano como en los asientos inclinados de los coches de carreras.

 

Lleva en su mano derecha,

en lugar del cambio de marchas, un látigo que azota los rostros, los reseca y los apergamina como aquellos que tienen una expresión permanente y una actitud como si se les debiera dinero.

 

No ahoga ese desapacible viento

el crepitar de las hogueras sino que lo extiende saltando por encima de los bosques que con tanta paciencia crecieron.

 

Sólo las minúsculas gotas de agua

agazapadas en el humus, refugiadas como las lágrimas bajo los párpados, resisten estoicamente ese aire enfurecido de los pulmones de Eolo.

 

A veces la tramontana

parece no tener sueño y su sombra saquea el descanso de las habitaciones colando su silbido por las rendijas de las ventanas e introduciendo su demoníaco estruendo en los oídos de los niños.

 

Chamusca la hierba

cuando se precipita sobre los prados como los cascos de los caballos de Atila gritando su prolongado nada, nada, nada…

 

Entretanto, en los altaneros monasterios

se conjuran los monjes en Asamblea General y a fin de evitar las arrugas y que se sequen los rostros toman los siguientes

 

A C U E R D O S

 

PRIMERO:

Lavarse la cara diariamente con aguas blandas o de lluvia, a fin de diluir la propia grasa del cutis, pues los nutrientes de esa propia grasa son fragmentos de nuestra propia alma metabolizados.

 

SEGUNDO:

Trabajar la tierra sin prisas,

al mismo ritmo que crecen los granados, siguiendo la jornada marcada por los relojes de sol, evitando los golpes de aire seco que tuercen rostros y voluntades.

 

TERCERO:

Evitar en la medida de lo posible,

el enfado origen del exceso suprarrenal y la autointoxicación de los corazones, la aparición del exceso de vello en brazos y cejas; y, de las arrugas verticales de la frente.

 

CUARTO:

Evitar el diabólico pensamiento que los demás nos deben favores o pleitesía. Para ello se recomienda no comer fruta excepto aquellos que sienten que los diablos se le enrollan en el cuello obligándoles a llevar la camisa desabrochada;

 

poca carne roja o blanca,

aceptar los deseos de Poseidón respetando a sus criaturas marinas –prohibición total del pescado-; y, antes de ir a dormir, tomar medio vaso de agua en el que se ha diluido una gota de vinagre.

 

Firma y rúbrica del Padre Prior              Firma y rúbrica del Secretario

               ilegible                                                        ilegible

 

Ha nacido otro frente

contra el Cáncer, los dolores reumáticos, la sequedad de la piel, de las mucosas y del alma. Congratulémonos.

                                                                                     Johann R. Bach
                                                                            www.homeo.psicho.de

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