8 jun 2012

UN ÁRBOL POR TESTIGO. Poema de Elisa R. Bach (www.homeo-psycho.de)

UN ÁRBOL POR TESTIGO

 

Sentí de pronto una nube a mis espaldas,

si una nube puede ser una casa derrumbada…

si todavía había algo en el paisaje,

mi mano izquierda lo captaba;

era algo suave y digno de ser tocado:

 

una cabellera femenina fresca como la lluvia.

 

La palma de la mano derecha

apoyada sobre la hierba. No estábamos

lejos del pueblo, el rumor de las olas

llegaba a nuestros oídos envolviéndonos

aún más que el cielo encapotado.

 

Ningún soneto escrito sobre su espalda podía

                                                         ser de azúcar

 

aunque lo hubiera escrito Shakespeare,

la rima sobraba en el poema de su cintura:

las sílabas no eran más que suspiros,

apenas susurrados porque la naturaleza

podía oír como las paredes.

 

Sólo aquel árbol podía ver nuestra música.

 

Durante unos veinte minutos

su mano derecha llena de anillos

recorrió mi espalda, pero con tanta furia

como si quisiera arrancar de las notas

de mi canción esos crueles

 

alambres con los que las floristas impiden

                                   que las rosas se abran.

 

Yo quería pintarle los labios con los míos,

pero por alguna extraña razón, quizá

por algún mal recuerdo, ella se negaba.

Por el contrario, sus ojos pedían

ser atravesados por mil rayos.

 

Su cuerpo contra mi media tarde con un árbol

                                                  celoso, por testigo.

 

                                             Elisa R. Bach
                                    www.homeo-psycho.de

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