11 jun 2012

EL PROFESOR. Poema original de Elisa R. Bach (www.homeo-psycho.de)

EL PROFESOR

 

Tu madre te había explicado,

cuando tan sólo tenías siete años,

la historia de Sinué El Egipcio

con tanto lujo de detalle

que se te grabó en tu ADN; así que

 

cuando leíste la novela ya habías reconocido

                                                              tu imagen:

 

viste al pie de la muralla a aquel niño

cogido de la mano de su padre

que horrorizado, con náuseas

y ganas de vomitar rechazaba la escena

del general triunfador de tantas batallas

 

sin piernas y medio borracho explicando sus glorias.

 

En la Facultad –ahora le llaman La Uni"-

siempre había alguien explicando algo.

Y nosotros, vestidos de blanco,

con lo que denominábamos entonces

grandes herramientas,

 

hilo y aguja para coser y reparar el cielo,

 

bisturí, tijeras, pinzas, espátula,

martillo y suturas no desechables,

nos disponíamos a manejarlas

con cuidado, con amor

como parte del sagrado juramento.

 

Las ventanas de las aulas vibraban,

en su delgadez, como grandes trombones

y tu corazón tembló

como el pulmón de aquel niño Sinué

con la primera mano entre las tuyas

 

y tu cuerpo fue Egipto y sus pirámides;

 

los pasillos ardían a pesar de la tenue luz

como los estudiantes al ver una operación

de sinusitis: con la cara sin su máscara.

El clamor de sus suspiros invadía

el aire del Paraninfo en las conferencias.

 

¿Cuándo debíamos dejar de aprender?

 

Profesores con barba llena de cangrejos

y estrellas de mar se empecinaban

en tenernos listos para socorrer a alguien.

Corrían tiempos en que era obligatorio

ayudar en cualquier accidente

 

bajo la amenaza de sanción por no prestar auxilio.

 

El mar o el destino se llevaría

poco más tarde a todos los maestros.

Tú no volviste a ver aquellos ojos

compañeros que te miraban de reojo.

Vuelves, incomprensiblemente, siempre a clase

 

y es una playa, como entonces sola.

 

Un grupo de muchachos y muchachas

te esperan sin batas blancas,

vestidos de colores y albarcas menorquinas,

les das un lápiz con entrada USB

llave de su herramienta el ordenador,

 

los examinas a veces, ahora eres tú, el profesor.

                                           Elisa R. Bach 
                              www.homeo-psycho.de

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