8 abr 2018

SÓLO UN POEMA DIRÁ QUE ESTUVE AQUÍ


SÓLO UN POEMA DIRÁ QUE ESTUVE AQUÍ

Despierto aferrada al borde de otro día,
entre ese cuerpo al que no cuestionaba
y obedecía a ciegas, y este otro
al que veo envejecer todos los días.

Escribiendo resurge la mujer joven que fui
mirando el aire en completa ignorancia de su tiempo.

Podría aprovechar la moda
y escribir sobre mi vida como un viaje idílico, mediterráneo, lleno de aventuras bajo un cielo casi siempre coloreado de azul,

pero no soy Ulises.
Mi viaje no se produjo en mar homérico, sino entre ríos de barro. Miguel Strogoff soy. Como él estuve siempre muy ocupada en calzar mis pies con dos pares de calcetines. Sus sueños encarno.

Tras las colinas incendiadas
hubo tardes en las que la muerte me observaba de reojo, y, mañanas en las que sentía que me esperaba el Ángel Montserrat para animarme en mitad de las tormentas.

Yo no tuve nunca
una Penélope esperando mi regreso, un amor humano cuyo recuerdo me reconfortara. Durante "el viaje" un silencio de rojos y lilas cubría mis labios mientras la lluvia me calaba los hombros.

Y así cada anochecer,
el día y yo, exhaustos, acurrucados tras las sombras esperábamos que surgiera del zurrón del Ángel Montserrat un nuevo amanecer.

                                                                                                                                       Ermessenda

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