1 sept 2015

Allá en lo alto parecía que iba a romperse la tapa del cielo.


VINO DE ESTRAMONIO

Aunque solo eran las ocho de una calurosa tarde
bebí tres vasos de vino de estramonio.

Al primer vahído me tumbé sobre la cama,
pero soñé cosas como si hubiera bebido vino de Hyosciamus:

Me paseaba desnudo
arriba y abajo por el pasillo esperando que tus ojos se posaran sobre mi piel.

Veía arder las flores de plástico del recibidor,
saltar en llamas la pecera con sus peces sin poder salir y mi corazón como un pájaro herido por un mar de mercurio sin límites.

Mis manos en cruz,
mi alma con su boca de mil siglos profecía acostada a mi lado con ojos húmedos y cuerpo de niño, se apercibían cómo se gangrenaban los dedos congelados.

Allá en lo alto parecía
que iba a romperse la tapa del cielo. Me desperté sudando. Anochecía.

¿No notáis en lo que escribo que anochece?

Desde muy joven, la prima Trinidad escribía cosas que yo aún no podía entender. Se escondía de la tristeza de su madre Alicia. Su padre Antonio murió al caerse de un tranvía. Era un buen hombre que se declaraba ateo y defendía siempre que podía una postura ética ante la vida. Era enemigo de todo cinismo y creo que Trinidad siguió todos sus pasos a pesar de la corta edad en que se quedó huérfana.

Repetía, a la menor ocasión, que la mujer siente una particular atracción por aquellas formas de la cultura que son más próximas a la experiencia humana. Defendía la idea de que la mujer es fértil intelectualmente hasta edades muy avanzadas.

Y se rebelaba contra aquella realidad social que hace que la relación de la mujer con su propia vida esté cargada de servidumbres. No es que no fuera guapa, inteligente y de una gran disposición de ánimo, pero envidiaba a los hombres que no han tenido que enfrentarse nunca al gran problema que aquellos tiempos era la virginidad, ni conocen la maternidad, ni el aborto, ni el estigma de la belleza física; y tantas cosas más que han hecho de la vida de la mujer un espacio cargado de silencio y de destrucción.



                                                                 Johann R. Bach

1 comentario:

  1. es importante la vision del mundo y de los comportamiento, desde el prisma femenino, y en particular de una mujer, que no carece de cultura, belleza etc, pero que denuncia la falta de atención del hombre sobre problemas exclusivamente femeninos. la prima Trinidad tiene una ética, inculcada por su padre, ateo ,pero imbuido de una ética, que demuestra algo, que he observado.Personas, que se confiesan ateas, y que dan ciento y raya a cristianos. El hombre, por naturaleza, tiene la noción del bien y el mal, es criatura de un Dios.

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