15 ago 2015

la oscura habitación (del poeta) en la que amontona sus platos rotos y sus diplomas,

 
SUEÑOS DE POETA Y VIDA DE SU COMPAÑERA
 
Uno de los sueños de un poeta
es escribir novelas.
 
Sueña también con una casa
con la puerta abierta y en la puerta él mismo dispuesto a hacerte pasar, a presentarte a su familia y luego conducirte a la biblioteca,
 
donde se demora
–como regalando tiempo al tiempo- mostrándote con entusiasmo sus libros (uno a uno),
 
luego querría llevarte a su estudio,
donde volvería a demorarse para intentar explicarte con renovado entusiasmo los avances y retrocesos de su escritura, y
 
después querría enseñarte la cocina,
el dormitorio, el cuarto de baño, para llevarte finalmente al trastero, la oscura habitación en la que amontona sus platos rotos y sus diplomas,
 
sus demonios y sus juguetes.
 
No contento con que hubieres visto su casa
desde la planta noble hasta la innoble, el escritor te insistiría para que le acompañares por las calles que recorre
 
habitualmente en dirección a su lugar de trabajo,
a los bares en los que se reúne con los amigos y al restaurante donde invita -a un módico menú- de vez en cuando a un círculo de conocidos con los que guarda cierta distancia.
 
Fuera ya de sus sueños,
arranca por la mañana de un caluroso sábado de agosto de resaca tras una fiesta nocturna, frente a la ventana de su casa el supuesto cronista de este planeta,
 
sale a caminar por la plaza,
recoge miradas interrogativas de los "sin domicilio fijo" (SDF) sentados en los bancos verdes y con sus caras escarlata y, al mismo tiempo se lamenta de su mala salud aunque
 
celebra el buen estado de su polla
por la respuesta que obtiene cuando, con ocasión de ponerse crema en las ingles, se unta la punta y con la fricción observa cómo crece.
 
¡Pobre poeta!
A todo eso le llama una vida rica.
 
Olvida que la relación de su compañera
–también escritora- con su propia vida está cargada de servidumbres:
 
los hombres no han tenido que enfrentarse nunca al gran problema que fue en el pasado la virginidad, ni conocen la maternidad, ni el aborto, ni el estigma de la belleza física;
 
y tantas cosas más
que han hecho de la vida de esa mujer inteligente (lo escogió entre una miríada de hombres) un espacio cargado de silencio y de destrucción.
 
¿Cuánta verdad puede soportar
la autobiografía femenina sin que su autora vea cómo se destruye su propia vida,
 
la mirada que sus hijos,
por ejemplo, puedan tener de su madre a la luz de lo que cuenta?
 
Por eso me gustan cada vez más
las mujeres maduras, porque hacen lo posible por ser fieles a sí mismas.
 
                                                                 Johann R. Bach

2 comentarios:

  1. Preciosa abertura de sentimientos.....de puertas, de si no te quieres enterar es porque no quieres. Por eso te gustan de cada vez más las mujeres maduras ^_^

    ResponderEliminar
  2. Wooow Has abierto puertas y ventanas a esa compañera .

    ResponderEliminar