17 dic 2014

La ira, una de las pasiones de los dioses.

LA IRA EN LA NAVIDAD

La última vez
que de mi pecho surgió rugiendo un fragmento de ira fue con aquello de la patada en la puerta de "La Ley Corcuera (o Corcuese).

Realmente aquella cuchillada por la espalda
de un ministro que se otorgaba la cualidad de social mereció mi ira; es decir, una de las pasiones de los dioses.

Lo que no es poco.

Los tiempos han cambiado.
Hoy ya no se trata del alma, sino de multas dolorosas en una sociedad mercantilizada casi al cien por cien.

Otra "Ley Mordaza"
se cierne sobre nosotros en esta Navidad tiempo en que se supone que nuestros gobiernos dicen querer nuestra felicidad.

Yo puedo tener respeto por un alma
–incluso por la de un desalmado ministro-, ternura.

Sí sí. Decididamente ternura.

¿No he hecho yo mismo
centenares de postales por Navidad lanzadas al éter de Google, como mensajes envasados en botellas de náufrago,

fotografiado el collar tornasolado
de los patos salvajes y las finas patas de los bellísimos flamencos rosas de las reservas naturales de Normandía,

curado el escamado de las truchas
prisioneras en los estantes de un convento celebrando la aurora de algunas mañanas entre los muros de ladrillo y piedra protectores de monjas y jardines?

¿Levantar sin cesar el decorado
por Navidad año tras año no es ternura?

¿Y la ira no es ternura?

A los cerebros
que sólo piensan en saquearnos lo ganado con el sudor de la frente no les tengo respeto; con los taxidermistas de la especie humana no hay ternura que valga;

a los sabios oficiales
-que fabrican bombas atómicas- no se les debe ofrecer ternura ni respeto; por esos sabios ¿qué sentimientos queréis que experimente

Sino descojonarme de risa?

Si ello no fuera tan triste…
(paraísos anegados por el petróleo, sagrados bosques enajenados de su madera…).

Por eso esta vez os digo amigos:
nada de brutalidad, son éstas fiestas de Respetable Navidad.

Quisiera transmitiros
en estos días, con la vehemencia debida, mi humilde opinión de que a ésos sabios no se les mata a martillazos; se les mata con escamoteo, con bibliotecas científicas patas arriba (con nuestra propia patada)

como hicieron ellos con Cervantes o Leonardo…

Por eso al ángel de diciembre
le he prestado una buena cámara para que hiciera una foto llena de luz del Parque Güell una vez desaparecida la nieve y restablecidos sus colores.

                                    Feliz Navidad de 2.014 
                                    os desea Johann R. Bach

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