CASI VENCIDA LA ESPERANZA
A punto atracar
–parafraseando a Cavafis-, viejo ya, en tu isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino
en algunos días de invierno ves
como el cielo se va oscureciendo, los malos presagios se posan sobre su rostro y la tormenta parece que nunca vaya desaparecer.
Bajo ese cielo de alquitrán
la vida se va desvaneciendo con lo que parece ser su último naufragio.
Su corazón, no obstante, calla
evita el llanto y el grito como si nadie pudiera acudir en su ayuda; añora los días de primavera y eleva sus oraciones a cualquier diosa que le pueda oír.
En respuesta a sus ruegos
alguna piadosa diosa le envía a Morfeo con un sueño que le ayuda a vencer la fiebre.
Casi vencida la esperanza,
su mente parece dirigirse hacia una playa donde busca acostarse junto al cuerpo de su amada desaparecida ya hace algunos años.
Desolado,
en su imaginación, se encarama en lo alto de un escollo desde donde se lanza, pero con las alas que los dioses han hecho que le creciesen a partir de la corteza sus hombros
emprende el vuelo del luto
rozando como un lamento la piel del mar hasta encontrarse con la Dama de sus Sueños.
Como ella, convertido en albatros,
uniendo de nuevo los gestos, las miradas.
Johann R. Bach
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