AVANZADO YA EL EQUINOCCIO
Llueve en esta mañana
de la avanzada primavera y hacia el otro lado contrario al mar umbrosos chalets y
antiguas casas
que aseguran un retiro fresco, encima de las terrazas pende la parra, que las cubre con un manto, y ostenta, suavemente trepadora y frondosa,
sus purpúreos racimos.
Mientras tanto las aguas murmurantes
descienden por la falda del collado, y dispersas, o bien formando un charco, que presenta su espejo de cristal,
en sus bordes de mirto coronados
reúnen sus corrientes.
Las aves se aplican a su coro;
y las brisas, brisas primaverales que respiran los perfumes de los céspedes y sagrados bosques, armonizan sus hojas temblorosas, y
el universal Alimento,
unido en danza a las Gracias y a las Horas, dirige la eterna primavera en estas costas donde fenicios y griegos ya habían descubierto un Edén.
Johann R. Bach
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