1 abr 2012

EL MISTERIO DE LAS PERSONAS QUE NO ENVEJECEN A PESAR DE LOS AÑOS

JOVEN HIPOFISIS

 

Con lágrimas en los ojos,

ves la oscuridad

arrastrando el viento malva,

las últimas nubes y el ávido trino

de las golondrinas 

 

como un desesperado grito.

 

Tanto como las apreciabas,

ahora las noches te espantan.

Quizás si no estuvieras sola, agradecerías

el frío insomnio, y el remordimiento gris

todavía te haría compañía,

 

con su gusto de labios enfermizos.

 

Pero las horas negras

te obligan a una sorda velada,

mientras la vida duerme a tu lado,

desnuda, caliente, rebelde

como una mujer

 

con un alma que nunca será vieja.

 

Contienes la respiración para oírla

gemir, y, quisieras abrazarla

y piensas que ella abraza

a un espectro lejano.

Cada vez más sangrante,

 

como si masticaras vidrio,

 

imitas la voz de las noches:

ya sabes lo que sería estar muerta,

que te abrazasen

y estuvieras siempre lejos

mientras una Marcha Fúnebre de Chopin

 

impregnara todo el aire de tus pulmones.

 

Es en esos momentos

que te escondes en lugares oscuros

y dulces como las rosas del jazz

cortadas con las teclas del piano

y esperas a que se encienda el día azul

 

y se expanda otra música hecha a tu medida.

                                         Elisa R. Bach

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