ENTRE DOS MUNDOS
Vienes de un mundo
de mortal memoria
y vas a otro –dicen-
de inmortal olvido.
Entre los dos –el germánico y el latino-
no sabes en cuál vives
ni quién eres tú misma.
De las cosas que son inolvidables
y que siempre se olvidan,
y que, por olvidarlas, las sientes
para siempre perdidas:
de tu llanto de ayer,
de la mirada
de tus ojos con luz y sonrisa,
del temblor de tu alma en tu silencio,
me acuerdo todavía.
Pero poco a poco la luz
de tu mirada
se apaga en mi recuerdo,
al mismo tiempo lento
como que se apaga un día de febrero;
se diría que la noche no llega,
se diría que tus ojos de té
en la penumbra se iluminan
como una nube oscura que
esconde su alborada al poniente,
escondiendo la claridad que huía;
como una cadenciosa y triste
Marcha Fúnebre de Chopin,
sombría prolongación sonora
de música callada.
Todo lo que sé del abandono
es que es el acabóse de la alegría.
Como una noche oscura para el alma
a la que ha separado de sí misma.
Me gustaría pensarte
sola y a solas contigo
con tus soledades sentidas
como si no fueran tuyas,
ni fueses tú quien las tiene;
si aún el olvido no te ha vencido.
Elisa R. Bach
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