4 abr 2012

CAFÉ EN EL BAR CANIGÓ Y MEDICINAS EN LA FARMACIA VALENTINES

Una Ciega y sus Damas en Gracia

 

Si pudieras abrirías los ojos,

te mirarías en el espejo,

iluminado con muchas velas encendidas;

te preguntarías asombrada:

¿Quién es esa mujer

 

que yace desnuda y gozosa

 

a los pies de la alfombra?

¿A quién pertenece

esa juvenil cabellera pelirroja

orlada con dos guirnaldas

y brazaletes sujetando

 

azucenas de cinco pétalos?

 

¿Qué hace esa boca

que se acerca a su ombligo?

¿Qué siente ese vientre

al notar el cosquilleo

de esa lengua rosada?

 

¿Quién es esa mujer

 

-te preguntarías asombrada-

que encuentra belleza

en mi ruda anatomía?

¿Quién es esa otra mujer

que goza concentrada

 

de la escena con aire distraído?

 

Y, en este barrio lleno de luz

¿de quién es el tiempo

que se afana en amar

hasta la última esquina

de su pleno esfuerzo

 

¿Es de esa mujer de cansada belleza

 

de sienes llenas de ceniza

que pasea por la calle Verdi asida a mi brazo,

que compra, a veces, medicinas homeopáticas

en la farmacia Valentines (antes V. Nart)

y recoge el diario encargado,

 

casi todos los días incluidos los domingos?

 

Es lo de siempre

ante las cosas sencillas

como tomar un café en la terraza

del Bar Canigó de la plaça de La Revolució:

¡qué difícil es tatuar palabras en la diana!

 

Llegado el caso muchas Damas lo hacen

                                               Elisa R. Bach

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