Nostálgica Lisboa en Gracia
Hay fiesta en la Plaza de La Virreina.
Te detienes a curiosear
y de puntillas pasas
por encima de la mecha
que ha de prender la traca que
dé la salida a los monstruos de cartón,
Correfocs llenos de pólvora
ávidos de exhalar el fuego de los pulmones.
Sorpresivos estallidos y golpes de bastones
se mezclan en una aparente simbiosis
de bailes populares con raperos y okupas.
Sin embargo, sospechas que esta noche
pertenece a otra música más tranquila
y sigues paseando lentamente
por el Carrer de l'Or.
Ante una suave y nostálgica voz femenina
detienes de nuevo tus pasos:
es el atractivo ambiente del Raconet de Lisboa.
En ese restaurante
la luz parece arrastrarse por su piel:
no vuela, no planea y cae de pronto;
sin colores sobre el mar de sus paredes,
no alcanza a vendar su desnudez
el ungüento del arte de la foto en blanco-negro
de los cuadros y mezclada con los fados
flotando en el aire –diferente del helado-
de los antiguos techos elevados
la convierte lentamente
en un pez blanquísimo
cansado de pelear contra la red y la locura.
Esta noche, ya con el fado en tus venas
acompañado con vino tinto,
puedes sentir como el tiempo pasa
acariciándote las mejillas y trayendo
a tu mente cómo se fueron los navíos
uno a uno, con nostalgia, de la bella Lisboa.
Elisa R. Bach
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