10 feb 2018

Acurrucada en mi escondrijo ...


ESPERANZA EN LAS CÁSCARAS DE MANDARINA


La Tramontana blanca del norte
batía ventanas de postigos venecianos, iba levantando los copos arenosos impidiendo la acumulación de nieve carbónica.

Los cipreses oscilaban en el campo
como mástiles desnudos en la marejada, y, la noche constelada quedaba oculta tras las densas nubes.

Acurrucada en mi escondrijo
yo bebía agua helada y masticaba cáscaras secas de mandarina.

Ignoraba qué era poesía,
qué era ético o no…, qué era arte y que significaba la palabra esperanza…

Necesitaba creer
que vivir tenía sentido.

                                                                  Ermessenda

No hay comentarios:

Publicar un comentario