25 abr 2017

Colgada del cielo una luna de estaño lanzaba su lluvia blanca


UNA LUNA DE ESTAÑO

Algunos matemáticos sostienen
que yo nací así, con este caràcter, porque estadísticamente era no solamente posible sino inevitable.

Era lo que todo el mundo venía a decirme:
que era unabuena chica, atenta y servicial y me aconsejaban buscar un marido más alto que yo, que me llevara diez o quince años, culto y, sobre todo, adinerado (no hay cuadro –decían- más dantesco que la pobreza en una mujer).

Nadie hizo nunca referencia
a que fuera simpático, amable y respetuoso. Las referencias que mis compañeras del "insti" hacían sobre el sexo tenían un fondo jocoso que nunca entendía. Nadie me habló de amor ni del placer de la conversación del después...

Alguien insinuó a mimadre
sobre la necesidad de llevarme al psicólogo por ser hija única. Recuerdo vívamente el día queme hicieronuna revisión médica: anotaron en una ficha que luego pasaría a través de la Red por todos los hospitales del mundo que tenía el clítoris hipertrofiado lo cual me asustó mucho. En esa misma ficha figuraba también que estuve hospitalizada y operada a causa de una apendicitis aguda y que salí curada una semana más tarde.

A medida que me iba haciendo mayor
aumentaba sobre mí la presión social: me decían que tenía todo lo necesario para entregarme al Hombre mientras que mi dote se reducía a una pequeña radio de pilas a mi diario.

Así caí en el pozo oscuro
donde sólo contaba la opinión de él: cuando había paz, mi marido estaba por la paz, cuando eno tro país estallaba la guerra, soñaba con participar en ella.

Aporté tres hijos al mundo
que copiaron los modales y conceptos de su padre y me trataron como una ama de llaves sin sueldo, incluso se avergonzaban de mi idioma adoptando el de él... el delos vencedores.

El azar quiso,
contra todo pronóstico estadístico, que aquella màgica noche la luna se rompiera al pasar entre las piedras de la tartera: mi pensamiento progresó caminando del brazo rebosante de timidez de Francis, entre opciones libres aparentemente contrarias pues tenía laimpresión de moverme entre injusticias simétricas, como entre dos filas de ahorcados.

Rompí el cielo al unirme a un hombre
veinte años más joven, más pobre y menos letrado que yo aunque de su pecho brotaba pura poesía.

Cierto día me despertó la luz de la lamparilla de su mesita de noche: Francis estaba escribiendo un sueño que había tenido. Me pasó la hoja de papel y leí sus palabras tres veces.

¡Qué extraño sueño!

Colgada del cielo
una luna de estaño lanzaba su lluvia blanca
sobre una barca que ascendía con la marea
y los olivos con el viento
se llenaban de balanceos...

Tu pelo,
al echarte en la hierba anegada de noche,
huyó con las estrellas.

                                                                               Johann R. Bach

Libre de virus. www.avg.com

3 comentarios:

  1. Griselda Corni Fino
    23:27 (fa 10 hores)

    Estupendo, y ciertamente Dante no imaginó un infierno peor que esa pobreza. En este siglo se suavizó algo pero en el xix debió ser terrorifica:muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Maria Pilar Novales Fandos
    12:05 (fa 1 hora)

    Triste pero bello paisaje de tus palabras Johann. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. XANA GARCÍA
    20:06 (fa 6 minuts)

    "Tu pelo,
    al echarte en la hierba anegada de noche,
    huyó con las estrellas."
    Es terrible que se haya considerado a la mujer (en muchos lugares aún ocurre) un trozo de carne para la reproducción, un ser que no siente ni se tiene en cuenta si piensa o no, y menos sus deseos. Ella con el tiempo se descubrió a sí misma a través de Francis. Conmociona el texto pero el poema hace que uno se estremezca!!!!!***

    ResponderEliminar