MIRADA A UNA NOVELA SURREALISTA
He leído la novela “Piel
de Rodilla Herida”
y no tengo que hacer el menor esfuerzo para recordar la
emoción y el impacto con que leí la tetralogía formada por Dibujos y Paisajes de Cassia, El Arte Gótico de los Huesos, Retales de
Algodón y Arcilla de Ánfora Romana que Johann R. Bach escribió bajo la
especial visión metafísica y surrealista.
Escribo estas letras reconociendo que,
aún a pesar de haber estudiado en la misma facultad que
Johann, advierto como aquel profesor de biología que con una tranquilidad
pasmosa afirmaba que los genes tienen una función muy escurridiza: “Es decir,
no tenemos ni idea”.
Ahora mismo podría parafrasear a Kafka
(el juego de la vida como una distracción mientras esperamos
el vuelo hacia el Mundo del Ápex) o al mismísimo Faulkner (“una habitación a
pensión completa alquilada en el Purgatorio a cambio de su vida”) y decir que
en una primera lectura me dio fiebre y me dejé invadir por una atmósfera con la
pretensión de instalarme en aquel clima mental tan suyo.
Entre las páginas de esta novela se sospecha la finísima
guía de lectura de Proust, la exculpación del hombre emborrachado de Babel a
propósito de Hölderlin, el vuelo panorámico sobre textos poco visitados
franceses, la justa invitación a leer a Jünger, las rutas alternativas que Mann
propone para adentrarse en el mal… (Inciso: la forma salvaje con la que están
escritos los materiales de toda la obra está garantizada y que, lejos de los
soberbios despliegues de erudición y sabiduría vital a los que nos tiene Johann
acostumbrados cuando saca brillo y destellos inesperados a un muerto, aplica
aquí un trabajo de “collage” casi inevitable.)
Lo ideal sería que el lector abandonase aquí la reseña y se
lanzase ya a reverdecer o amplificar sus propios entusiasmos. Pero como tampoco
quiero que abandonen mis propios comentarios y de alguna manera tengo que
justificar la minuta aquí van unas palabras sobre el estilo de R. Bach.
En primer lugar no es necesario insistir demasiado: aquí en
esta nueva novela, se incita a extraer palabras y conceptos y literatura en
general de Google ese gran baúl de donde tanto se puede aprender. Y, en segundo
lugar, hay que convenir en que detrás de cada escrito hay una voluntad
estilística que se expresa de múltiples maneras: en aforismos, en el gusto por
arrancar la pieza del sitio más inesperado, la misteriosa y poco ortodoxa
precisión verbal… Pero sobre todo en el gusto por la escritura, por momentos
golosísima, cuando el progreso de la argumentación se ralentiza para narrar la
intensidad de la pasión juvenil, el carácter destructivo del “fluido temporal”,
el vuelo de los gorriones o la pasividad con que las cigüeñas le sacan a las tardes
la raíz cuadrada o una fantasmagoría provocada por tres días de intensa fiebre.
Johann muestra una versión asilvestrada del gusto que
encuentra Proust en la metáfora autónoma, que como todo el mundo sabe supone
una condensación repentina -como un requiebro- y feliz del lenguaje,
desprendido de su función utilitaria, sorprendido de su propio poder.
Cuando pienso en la ya extensa obra de Johann R. Bach me
figuro casi siempre a una inteligencia extraña en busca de un género
particular, o si se prefiere, una inteligencia que se niega a pagar peajes. El
resultado me parece interesantísimo, fascinante por momentos.
Digámoslo de una vez:
a la altura de una exigencia que le haga justicia su prosa
poética suena un tanto marciana (como casi todo lo afrancesado o lo germánico
afrancesado en nuestro muy anglosajón mundo). De esos relatos acompañados de
misteriosas imágenes, como alegorías entre escrito y escrito prende la sospecha
de que en los poemas largos alguien más importante que el lector lleva aburrido
desde que traspasó el ecuador.
Piel de Una
Rodilla Herida
parece un lamentarse de que la ciencia que nos domina y nos lleva no acaba de
instalarse en las artes y las letras. La física cuántica nos da el laser, el
GPS, la medición exacta de un segundo en millones de años, diagnósticos
asombrosos de la resonancia magnética.
Es una novela en la línea de todas las anteriores en la que
de una manera u otra se dice que la ciencia es contraria a las intuiciones y a
los sentidos con los que captamos el mundo… aparente. Kant ya dijo que no
podemos conocer la cosa en sí -la realidad-, que solo la apreciamos desde
nuestra configuración. La física cuántica nos dice que al mirar algo lo
alteramos y experimentamos en vivo este estar y no estar, pero a la vez estamos
en el mundo violento, vacío y desesperado. Nos vemos ya como ADN, cuatro
letras, pero sin entender la gramática. Y, sin embargo…, aunque no entandamos
nada intuimos que algo está al caer… Mientras esperamos podemos leer a Johann
R. Bach.
Barcelona
a 23 de abril de 2.017
Leo P. Hermes
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Griselda Corni Fino
ResponderEliminar18:15 (fa 1 hora)
Exacto. Muy buen análisis Creo que sobre todo más que entenderlo (que también), lo mejor es sentirlo Ami me encanta. Habrá que leer esa novela.
Pilar Dehesa
ResponderEliminar20:13 (fa 2 hores)
Ohh amigo ya que soy una lectora simple y falta de educación en literatura, me parece que esta es una critica extensa y muy a favor de todo tu trabajo
Muchas felicidades
Un beso
XANA GARCÍA
ResponderEliminar23:04 (fa 2 minuts)
Le confesaré algo LeoP.Hermes Nada del autor puedo leer (excepto lo que ya tengo)Un día dudò de mi gusto por la lectura de sus obras y quizás por eso no me las ha enviado.Ah,pero cuando releo las páginas de alguno de sus libros me guiñan el ojo sonriendo,tienen vida propia y me entienden,es sin duda la máxima y única complicidad:sus libros y yo !!Celebro y me reafirmo reafirmo en su depurada y acertada opinión ,sin duda cada vez que Johann R.Bach escribe ,no es que lo haga de una forma diferente,le da una nueva visiòn a sus obras deslizándonos en dimensiones metafísicas hasta la insondable profundidad de nuestas almas.Saludos cordiales
COMENTARIO DE PATRICIA
ResponderEliminarQué razón tienes Leo P. Hermes al hablar así de Johann.
Estoy de acuerdo en que es increíble la mezcla de los diferentes géneros literarios que se pueden ver atraídos bajo sus dedos cuando escribe...le encanta hacerlo y con ello se lleva retazos de vidas reflejados en esas letras .
Yo como ignorante de mucha de la literatura que hubo leído , sé , o intuyo que la base de sus argumentos los filosofa y muy bien pensados ,ya que si buscas un solo entendimiento en cada una de sus prosas , lo llevas " crudo" porque cada vez que leas una vez y otra vez y otra vez lo mismo , lo verás de diferentes puntos o maneras de entender.
Para mí eso es un precioso laberinto "marciano" de palabras como bien dices : GOLOSAS.
Me atrae un párrafo entre tus líneas descriptivas:
Cuando pienso
en la extensa obra de Johann R. Bach me figuro casi siempre a una inteligencia extraña en busca de un género particular, o si se prefiere, una inteligencia que se niega a pagar peajes . El resultado me parece interesantísimo , fascinante por momentos.
-Estoy de acuerdo en que a mí me atrae ya que no sabes con que ideas vendrá en su siguiente obra literaria , y de que manera compaginará sus dedos con sus pensamientos . Es un cúmulo de sorpresas que me encantan y no me aburren.