26 dic 2014

No volvería a tocarte y no te vería envejecer rodeada de nietos.

FUTURO CON ETIQUETA AMARILLA

 

Adiviné mi futuro de etiqueta amarilla.

No era el abismo, pero sentí más que supe cómo se iban a desarrollar, en muchos aspectos, los acontecimientos:

 

Sentí que ya no era posible

seguir soñando juntos.

 

No, ya no. No era posible,

no viviríamos el uno junto al otro, ni siquiera como vecinos. Tus hijos no serían los míos.

 

Por las noches

no sería yo el que te besara despidiéndome para hacer la guardia en el hospital. Nunca sabrías que fue de mí ni

 

por qué me amaron otras.

 

Nunca llegarías a saber

cómo lo harían ni si simularía amarlas o sí estando con ellas pensaría en ti, ni si era verdad lo que dijiste que era: "un alma maldita sin suerte".

 

Tú no quisiste jugar con tu futuro:

unas niñas a tu alrededor en una casa con una hipoteca asequible aunque, alcanzado ya, el padre de ellas probablemente te abandonaría.

 

Lo vi claro: no serías para mí,

no sabría nunca donde vivirías, ni con quién, ni si te acordarías de mí, aunque sé que un millón de besos hacen mella en la piel.

 

No me abrazarías nunca

como aquella noche, nunca. No volvería a tocarte y no te vería envejecer rodeada de nietos.

 

Adiviné mi futuro de etiqueta amarilla.

No era el abismo, pero

 

sentí que ya no era posible

seguir soñando juntos.

 

                                                           Johann R. Bach

 

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