SUEÑOS DE MARINERO
Fue hace muchos años,
muchos años, en un pueblecito junto al mar, donde vivía una muchacha alegre que
tal vez conozcáis
por el nombre de Marta Guillamon;
vivía sin otro pensamiento
que amar y ser amada.
Era una niña diez años mayor que yo.
No pensábamos siquiera si éramos felices en aquel rincón junto al mar, pero amábamos con
un amor que era más que un amor,
Marta y yo,
Con un amor
que los alados serafines del cielo nos envidiaban a ella y a mí. A veces me desnudaba y colocaba un lápiz junto a mis genitales y me decía:
Cuando la tengas así de larga nos casaremos.
Sin embargo, un día,
en aquel pueblecito junto al mar, surgió un viento huracanado proveniente del norte, helado; y tras él una nube sobre la cual Marta viajó a una ciudad mayor.
Así que sus padres de alta cuna
la alejaron de mí para que estudiase y pudiera casarse con alguien bien dotado.
Los ángeles, ni la mitad de dichosos en el cielo,
nos envidiaban a ella y a mí; ¡sí!, ésa fue la razón (como todos saben en aquel pueblecito junto al mar)
de que surgiese aquella nube,
una noche helando y llevándose a mi Marta.
Pero era nuestro amor
mucho más fuerte que el amor de los que eran mayores que nosotros, de muchos más sabios que nosotros,
y ni los ángeles del cielo allá arriba,
ni abajo los diablos, bajo el mar, pudieron jamás separar mi alma del alma de la hermosa Marta Guillamon.
Pues la luna nunca luce
sin traerme sueños de su larga cabellera y las estrellas nunca salen sin que vea sus brillantes ojos.
Y así, durante largas noches yazgo,
siempre que puedo, tendido al lado de ella, mi amada, sobre la blanca arena
en aquel pueblecito
junto al sonoro mar.
Johann R. Bach
No hay comentarios:
Publicar un comentario