8 ene 2014

Tal vez esta noche acabe no siendo noche sino otra cosa...

CUALQUIER COSA CON LUNA

 

Recuerdo aquella noche tibia

en La Barceloneta. Sensación placentera. Los sones abstractos de las vías de la Estación de Francia colmaban sus oídos eufóricos.

 

Pensaba en Los Baños de San Sebastián

a los que yo acudía con frecuencia… playa de colores impresionistas y hombres sucios de brazos mojados y brillosos y vello crecido y húmedo.

 

Hombres impasibles a la lejanía maravillosa,

al cielo entre los chiringuitos que cargados de marisco, al paisaje de conjunto, a los bazares

 

atiborrados de relojes de lugares remotos

como pedazos de mundo

en el melancólico corazón de un mar…

 

Sí. Me hundí aquella noche

paseando sobre el rompeolas cargado de coches en cuyo interior decenas de parejas hacían el amor porque no disponían de un rincón propio.

 

Caminar, caminar… Sí. Sola.

Siempre sola. Lenta, muy lentamente.

 

El aire estaba enrarecido aquella noche,

era ya un aire cosmopolita y en el suelo lleno de papeles de cigarrillos que algún día habían existido, blancos y hermosos.

 

Yo no fumaba,

pero las calles exentas de papeleras me mostraban los paquetes de cigarrillos extranjeros cuyos colores me hacían soñar con lugares lejanos donde los sueños pudieran hacerse realidad.

 

Sí. Seguí caminando,

hundiéndome en la oscuridad de aquella noche.

 

Sí. Y una estrella dio color

al ancla de plata que me ataba a aquel puerto. Levé el ancla. Sí. Muy junto a ese barco gigante de rayas rojas y amarillas… irse, irse y no volver.

 

Y, sin embargo, he vuelto y escribo

diciéndome a mí misma que el cielo es celeste desteñido mientras en mi sien late mil veces tu nombre.

 

¡Podría ser tan feliz esta noche!

Aún quedan sueños rezagados y sombras en las que palpar mientras se oyen pasos y música en casa de los vecinos.

 

Hay algo que rompe la piel,

una furia ciega que corre por mis venas. ¡Tantas luces! ¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?

 

¡Podría ser tan feliz esta noche!

La muerte está lejana. No me mira y… ¡hay tantos libros por escribir!

 

Tal vez esta noche acabe

no siendo noche sino otra cosa…

cualquier otra cosa con luna.

 

                                                           Johann R. Bach

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