4 nov 2012

MÉTODO PARA REJUVENECER

                  MÉTODO PARA REJUVENECER

 

Eras como la palabra dulce

que camina abriéndose paso, lentamente, sobre la alfombra roja de la lengua.

 

Te tomabas tan en serio

que discutías hasta en sueños y agitabas tus brazos como si pintaras en el aire la puerta (la solución) por donde salir o huir de la persecución de los políticos agresivos.

 

Al despertar te dabas cuenta

de que la puerta de tu habitación sólo conducía a otra estancia –llamada normalmente pasillo- llena de puertas entre las que debías escoger.

 

Tenías la sensación

de que cualquiera de aquellas puertas conducía a un callejón sin salida a un espacio -como el baño, por ejemplo- o a

 

un lugar virtual –una calle, un bosque-

donde las palabras a emplear perderían mucho de su poder balsámico.

 

Dentro de tu alma rebelde

reconocías que algo debías ceder para que todo fluyera, pero no quisiste nunca cerrar tus ojos a todo aquello que repudiabas aunque se tratara de la piel donde trabajan las arrugas.

 

Cuando comprendiste

que todo fluye, cambia, crece y se expande irremediablemente en el Universo preferiste desviar tu mirada y ver cómo el viento mueve  redes y cabellos, el perfil de las dunas;

 

cómo las aguas rompen

contra las rocas, labrándolas; cómo los mares ascienden o descienden según las órdenes de los astros;

 

cómo la sangre hierve

bajo su sol doméstico y enlentece los latidos después de haber echado los dados.

 

Así comenzaste

esa nueva etapa de la vida en que cada mañana al oír los trinos de los pájaros y su voz anhelante cómo el ánima de un violín casi humana te recordaba que estabas sola y no había tregua.

 

Aprendiste a negociar hábilmente

tus verdades y mentiras en el altar de esa ficción que llamamos supervivencia,

 

a rastrear tu rostro

en el embuste del espejo y ver tras tu máscara opaca que envejece sin prisa, cómo tus latidos bailan al son del amor única medicina que rejuvenece.

                                                                                  Leo P. Hermes
                                                                        www.homeo-psycho.de

1 comentario:

  1. Nada externo a ti puede amarte ni hacerte daño,por que nada externo a ti existe.
    UCDM

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