LEONARDO
Construiste nuestra vida como una cadena de lugares, hechos, rostros colocados uno detrás de otro como imágenes sobre una pared de un cremoso color coñac.
Creíste en las distancias, creíste ciegamente en el sistema métrico decimal para comprender todos esos hechos. Sin embargo, notaste, mientras construías artilugios para volar como los pájaros, que la geometría euclidiana no era suficiente.
Descubriste que no existen paredes sino finas corrientes de aire que nos despeinan como animales que cada día despiertan y descubren que esto se repetirá indefinidamente. Así de simple lo expresaste en esa amable sonrisa de la Mona Lisa.
Por el Puente de Monistrol, que roza el hombro de tu Gioconda aún
circulan despacio los autos. Situado al pie del espacio mítico de la montaña de Montserrat persiste en su esencia. Nosotras, al igual que los ojos de tu virgen, y nuestro coro de voces somos su secreto.
Sylvia M. Folch
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