CORREO DE UN ADOLESCENTE
"Sylvia, mi amor, tú qué sabes lo que es una voz de socorro,
"No me dejes sin luz y sin color olvidado de ti como de mí, perdido en el abismo de la desesperanza que yo mismo he escrito con dolor y con temblor".
"No me dejes sin voz y sin amor, olvidado de todo como si no fuese más que negro frenesí nacido del silencio que ha ido creciendo en mí como lo hace una semilla al humedecerse".
"Deja que me penetre tu fulgor, admíteme en tu mundo necesario y deja que yo describa tu lamento".
Daniel
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